Las nuevas exigencias de intermodalidad para ampliar las
alternativas de transporte y la demanda de mejores servicios hacen que se
construyan o se rehabiliten infraestructuras marítimas. Gran parte de las obras
marítimas se realizan en las zonas portuarias: construcción de muelles y
diques, inspección y reparación de los ya construidos, dragados…
Un gran número de
estructuras de las regiones costeras son soportadas sobre pilotes, comúnmente
hechos de hormigón o madera.
Con los años, las
estructuras cuyos cimientos tienen contacto directo con el medio marino están
sometidas a todo tipo de afectaciones debido a la severidad del entorno debido
al agua del mar, humedades y temperaturas altas, los ciclos seco/mojado, etc. Las
condiciones más severas son encontradas en zonas de carrera de mareas, donde se abarca la
porción del pilote entre los niveles de marea alta y baja. La alta
concentración de iones cloruro le permite al agua de mar penetrar y alcanzar al
acero aunque el hormigón sea de alta calidad.
Debido a que la armadura
afectada por la corrosión ocupa un volumen mayor, éste causa esfuerzos de
tensión en el hormigón que exceden por mucho la resistencia de tensión del
hormigón, dando lugar a agrietamientos y la aparición de fisuras.
Estas condiciones pueden
llevar a que los pilotes pierdan su capacidad estructural para las que fueron
diseñadas y pongan en riesgo la integridad de la estructura, ya que el
recubrimiento pasivo que normalmente protege el acero se destruye haciendo inevitable
la corrosión de la armadura, siendo necesaria su rehabilitación y su refuerzo.
También cabe recordar
que los elementos estructurales expuestos directamente al mar presentan materia
orgánica adherida que debe ser eliminada en su totalidad.
Cuando se repara hormigón
bajo el agua, es esencial valorar el alcance de los desperfectos antes de
decidir el método de reparación. Este tipo de reparaciones debe realizarse al
detalle, pues las circunstancias de trabajo dificultan las labores de más de
ocho horas seguidas debido a las condiciones de marea y temporal.
En principio, los
trabajos de mejora se realizan de la misma manera que en tierra, es decir, el
hormigón dañado es eliminado para preparar el soporte y las armaduras oxidadas
se sanean con chorro de arena o de agua a alta presión o si dichas armaduras han perdido
mucha sección, restituirlas por otras.
Al igual que en las reparaciones en la superficie, la
reparación bajo el mar pretende devolver las propiedades técnicas
correspondientes, pero en este caso generalmente se procede a un aumento del
área en la sección transversal del elemento.
Ahora bien, ¿cómo se repara esto? En el caso de contar con
pilotes de profundidad considerable, el trabajo normalmente se encarga a buzos
expertos dotados de equipos especiales. Sin embargo, la vertiente profesional
del buceo comporta riesgos considerables, no sólo por el medio en el cual se
desarrolla la actividad (presión del medio acuático superior a la de la
superficie, agua a baja temperatura, presencia de fauna salvaje, etc), sino
también por los trabajos realizados dentro del agua (soldadura, montaje, etc),
con la consiguiente restricción de tiempo efectivo de trabajo por buceador y
día, ya que la descompresión a esas profundidades aumentan rápidamente con el
tiempo en el fondo.
A todo esto hay que añadir el trabajo lento y penoso al que
se enfrentan los buzos. La dificultad que entraña la reparación de los pilotes
de hormigón es la propia eliminación del hormigón para poder ser hormigonado de
nuevo, ya que al eliminar dicho hormigón se crea una neblina alrededor del tajo
impidiendo al buzo ver correctamente.
Sin embargo, existe
un método de reparación mucho más rápido y efectivo, la hidrodemolición.
Retirar el hormigón dañado bajo el agua con agua a
alta presión puede resultar extraño, y de hecho muy pocos conocen esta
posibilidad. La hidrodemolición emplea un chorro de agua a alta presión que penetra en el entramado poroso del hormigón generando una alta tensión interna que, aunque se pierda de forma rápida, provoca en la zona más cercana a la superficie estallidos de pequeñas partículas.
Con un sistema robotizado
y manejado por control remoto desde la superficie, es capaz de eliminar el hormigón del pilote con un único robot el equivalente a 10 buzos para realizar el mismo trabajo. Este hecho permite facilitar mucho el trabajo gracias a la rapidez de este sistema y sin ser peligroso para el operario.
Esta técnica no sólo puede ser empleada sobre pilotes verticales, sino también sobre pilotes inclinados debido al sistema de poleas empleado para subir y bajar la lanza sobre la superficie deseada.
Una vez limpia la superficie, observamos la gran calidad del trabajo obtenido, listo para ser reforzado y encamisado para hormigonar de nuevo, quedando una ejecución impecable y con las mismas características iniciales.
A continuación podéis ver un vídeo sobre las aplicaciones marinas que se pueden realizar con esta nueva técnica.
Si quieres saber más de todas las aplicaciones que tiene esta técnica puedes encontrarlo en www.hidrodemolicion.es
El equipo de HIDRODEMOLICIÓN
El equipo de HIDRODEMOLICIÓN
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